Papa San Gregorio Magno
La nota distintiva de San Gregorio, a quien llamaron “magno” (del latín magnus, grande), fue su sencillez. Siendo cabeza de la Iglesia y, por lo tanto, detentando un gran poder, se entendió a sí mismo como el más humilde servidor de todos. Precisamente, en eso radica su grandeza, en que supo hacerse pequeño para ser grande a la manera de Cristo.